domingo, 21 de septiembre de 2014

LA ALIMENTACIÓN DE LOS CICLISTAS

En la preparación del ciclista (pinchar para ver gráfico ampliado), una buena alimentación es fundamental para que el rendimiento sea óptimo. Es todo más sencillo de lo que dicen. “No se trata de hacer dietas, sino de adquirir hábitos”, explica Josu Larrazabal, preparador físico del equipo profesional Euskaltel-Euskadi. No se tiene que relacionar el deporte de alto rendimiento con dietas estrictas o no poder hacer excesos.
Estos atletas ya saben lo que pueden comer y lo que no. “Un bocadillo de chorizo no me como”, afirma Iñigo Landaluce, corredor de Euskaltel. Para él la peor época del año es desde enero hasta junio. Es cuando los ciclistas tienen que adelgazar. Quitar el sobrepeso del invierno, cuando más difícil se hace entrenar por la lluvia y el frío. Algunos corredores tenían sus manías alimenticias. Octave Lapize, para una etapa de montaña comía cinco chuletas poco hechas. Otros confiaban en las virtudes estimulantes del alcohol. Rudy Altig tenía por costumbre beberse una cerveza a 30 kilómetros de la meta para preparar el sprint.
La grasa tiene muy mala fama, pero “son igual de sanas que los hidratos”, afirma Larrazabal. El cuerpo tiene dos o tres tipos de reservas energéticas. Primero, las grasas, segundo, los hidratos de carbono y tercero, las proteínas. Las grasas tienen la capacidad de dar más energía pero requieren de más oxigeno para ser quemadas. Y requieren más tiempo. Nos dan más energía pero se requiere más tiempo. Los hidratos de carbono dan menos energía por unidad de sustrato, pero tiene la capacidad de darla rápidamente porque se necesita menos oxigeno para ‘meterla’ en el metabolismo.
¿Para qué se entrena un ciclista?
El ciclista debe administrar todo el tiempo que pueda las reservas de grasa, reservando para el final de la competición las de hidratos de carbono. Si por falta de entrenamiento o por alimentación escasa, empieza a utilizar antes los hidratos de carbono, se llega a una situación de pájara, es decir, falta de azúcar en sangre por una alimentación inadecuada, en la que no se ha consumido la cantidad suficiente de hidratos de carbono antes del ejercicio. Los corredores saben qué deben comer y beber en carrera. Si les llega el bajón es demasiado tarde. Mal asunto. El organismo tarda quince minutos para empezar a recuperar. En montaña, un cuarto de hora es la diferencia entre estar delante o detrás.
Estos atletas tienen que estar alerta incluso en los avituallamientos, cuando comen. Algunos aprovechan para atacar, como Fausto Coppi en la París-Roubaix de 1950. Así ganó la carrera. Mientras los demás comían, él salió al ataque con el malliot lleno de comida. La grasa la podríamos asociar con el gasoil y los hidratos con la gasolina. Así podemos explicar cómo un ciclista intenta utilizar el gasoil todo lo que pueda y reservar la gasolina para el final, para lo más exigente, en su caso, el final de etapa.